Han pasado 10 meses desde que la criatura asomó las orejas.
Los alegres padres, con esa fuerza que otorga la naturaleza, sobreviven, con admirable dignidad, a las largas noches de juegos que les impone porque ella decide que es mejor explorar que perder el tiempo durmiendo.
La criatura goza de los atributos naturales para sobrevivir: es ADORABLE, engañadora, y todos los calificativos que las abuelas atribuimos a los nietos.
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